Se llama Gloria María Tomás y Garrido y es profesora de Bioética en la Universidad Católica de Murcia, Doctora en Farmacia por la Universidad Complutense de Madrid autora de más de 50 artículos científicos y de los libros “Razones para no abortar” y “La bioética, un compromiso existencial y bioético”. Desde que se atreviera a tildar a los homosexuales de “enfermos” el pasado 31 de marzo en una conferencia en la Universidad de Alicante, siente la presión del colectivo gay a través de las redes sociales, donde se ha divulgado el vídeo de la conferencia, o en varios medios de comunicación, como el diario Público, donde se la tacha de «ultracatólica».
La noticia ha llegado hasta la Confederación COLEGAS de lesbianas, gays, bisexuales y transexuales, que la considera una «enferma de intolerancia y homofobia» y solicitan para ella «un tratamiento psicológico urgente». Además ha decidido trasladar sus declaraciones ante la Fiscalía General del Estado por si la consideran motivo de delito y ha exigido al Gobierno que cree un organismo que «controle la ejecución de la libertad de cátedra».
En el vídeo de la conferencia, que formaba parte del V Curso de Ciencia y Sociedad, puede verse cómo Gloria Tomás asegura que la homosexualidad es “una enfermedad” que “tiene arreglo” y cómo sostiene, refiriéndose a los bisexuales, que la “dignidad” de la persona está por encima de la libertad. Al término de la conferencia, la coordinadora que le acompañaba, Paloma Gómez Shiavon, aprovechó para manifestar su desacuerdo con ella, lo que le granjeó la ovación del paraninfo. Gloria Tomás justificó su postura: “En ningún momento de mi exposición he faltado al respeto a nadie y mucho menos a una persona homosexual”. A continuación ella misma reclamó el reconocimiento de los alumnos, que le respondieron con un aplauso, que algunos juzgaron irónico y otros cómplice.
No es la primera vez que en el ámbito educativo un docente se refiere a la homosexualidad en estos términos. Hace tres años, un profesor de Religión de Fuenlabrada (Madrid), repartió unas fotocopias a sus alumnos en las que se identificaba la homosexualidad con la pederastia y se afirmaba que aquélla podía provocar cáncer anal. El profesor dimitió de su puesto después de que se informara a la Dirección del Centro y a la Consejería de Educación, con el beneplácito del Obispado, que consideró que había actuado con buena intención pero que «pudo ser inoportuna por el contenido y la edad de los chicos».